top of page

Tacoma: La madre de las aguas

  • Santiago
  • Jul 7, 2016
  • 2 min read

"Into a cloud sea far below, I lonely watched the red sun go. Then turning, miracle of glad surprise, Enchanted saw the full moon rise."

-C. E. Schurman,

Guardaparques en Mount Rainier, 1930's

Tacoma, Tahoma, Rainier. Tres nombres distintos y una sola montaña. Hace años, más de cinco, cuando apenas se abría la posibilidad de venir a los EE.UU., escuché a Maria Paula hablar de esta montaña enorme cerca de Seattle y de cómo por una lesión en su talón y en su rodilla tuvo que contentarse con recorrer un corto tramo de uno de los caminos de aproximación por donde regresaban escaladores gloriosos y sonrientes. Desde entonces tuve a Rainier como un excelente objetivo de montaña mientras yo hacía mi doctorado a 4000 km de distancia. Quizás porque es la montaña más prominente de los EE.UU. contiguo (sin Alaska), quizás por sus 25 glaciares, como ya no los hay en Colombia. Quizás porque es icónica y es un referente fundamental en el montañismo norteamericano: Rainier está en su moneda de 25 centavos y en las placas de Washington.

De alguna forma, por esas vueltas de la vida, terminé inscrito en un intento de cumbre a Tacoma con un club de montañismo de Vancouver (BCMC). De los otros cuatro en la cordada sólo conocía a Joe, de un curso introductorio de montañismo con el mismo club. Así que no sabía que esperar en términos de ritmo de ascenso, química con la cordada y competencia del resto del grupo.

El 2 de Julio de 2016, al descender de los 4,396 m de la cumbre de Mt Rainier, cerré un ciclo de formación muy importante en Vancouver y logré el primero de los dos grandes objetivos en EE.UU. Rescate de grieta incluido. Ahora sólo falta graduarse del Ph.d.

Comments


  • Grey Facebook Icon
  • Grey Twitter Icon
  • Grey Google+ Icon
bottom of page