Alex Lowe: El escalador que más se divertía
- Santiago
- Jun 6, 2016
- 3 min read
"I appreciate why I come to the mountains: not to conquer them, but to immerse myself in their incomprehensible immensity—so much bigger than us; to better comprehend humanity and patience balanced in harmony with the desire to push hard; to share what the hills offer; and to share it in the long term with good friends and ultimately with my own sons."
Aprecio el por qué vengo a las montañas: no para conquistarlas, sino para estar inmerso en su incomprensible inmensidad -tanto más grandes que nosotros; para comprender mejor la humanidad y la paciencia balanceadas en armonía con el deseo de esforzarse; para compartir lo que las colinas ofrecen; y para compartirlo a la larga con los buenos amigos y, en últimas, con mis propios hijos.

A sus 40 años Alex Lowe era una leyenda viva. Exploró áreas y abrió rutas extremadamente difíciles en lugares remotos, en condiciones no siempre óptimas, y abarcando todo el rango de modalidades de escalada: se mandó al primer intento ("flash") la Supercrack en Shawangunks, NY; realizó el primer ascenso de The Fang, una columna de hielo en Vail, Colorado; primeros ascensos muy técnicos en montañas remotas como Rakekniven, en Antártica, y el Great Sail Peak en Baffin Island (la gran-pared más remota del mundo). Incluso hizo un rescate a hombro de unos escaladores atrapados en una tormenta en Denali, y tantas otras hazañas de las que sólo en ocasiones sus compañeros de expedición se enteraban porque las hacía en solitario y no las reportaba. El buscador en línea del American Alpine Journal encuentra 74 publicaciones con su nombre entre 1984 y el 2013 relacionadas con sus grandes hazañas (no deportivas, sino espirituales como quizás él mismo diría) y con su legado a la comunidad escaladora, pues es considerado por muchos como un mentor para toda una generación de montañistas.
A pesar del mito, A. Lowe era un hombre de familia, obsesionado con el entreno (entendía su fragilidad humana) y siempre transmitiendo entusiasmo y buena vibra. Tenía una visión profundamente espiritual e intelectual del montañismo: la escalada alpina como una empresa humana puramente exploratoria, de búsqueda espiritual, para ser compartida con sus amigos y, en últimas, con sus hijos.
No importaba la dificultad (o relativa "simplicidad") del reto, quienes compartieron con él dicen que siempre mostró un espíritu inatajable y una verdadera pasión por simplemente estar en las montañas, divirtiéndose. Para la muestra, un botón. Lowe estaba escalando en hielo en Hyalite Canyon, en las afueras de su hogar en Bozeman, Montana, cuando un carámbano se voló y le causó un caída de unos 12 m. En esas, uno de sus piolets le abrió una tapa de cuero cabelludo del tamaño de un pancake y su cráneo quedó expuesto. Al ver la herida medio que le pegaron con cinta el cuero, le pusieron su gorro y lo fijaron con cinta, luego descendieron esquiando. Anticipando una larga noche en la sala de emergencias, pararon a tomarse una cafecito con leché en una cafetería. "Fue genial", acotó el X-Men Lowe.
Más admirable aún, Alex no medía el valor de un escalador por el grado de máxima dificultad ejecutado. Su medida era otra, relativa e íntima, en lugar de una métrica e impersonal: "El mejor escalador del mundo es aquel que más se divierte". Frase que hasta hace un mes era anónima para mí, a pesar de repetirla y oírlas tantas veces. En otra ocasión dijo: "Sólo hay dos tipos de escaladores: aquellos que escalan porque sus corazones cantan cuando están en las montañas, y todos los demás". Ni fuertes, ni valientes, ni hombres, ni mujeres. Grande, Alex.
En abril del 2016 dos escaladores (David Goettler y Ueli Steck) encontrar los cuerpos de Lowe y Bridges, que quedaron descubiertos ante el retroceso del glaciar donde fueron sepultados por una avalancha (Oct 5 1999). Su hallazgo dio pie para celebrar sus vidas, recordar sus grandes hazañas y enseñarlas a las nuevas generaciones de montañistas.
Un detallado relato de la expedición en que murió Alex Lowe y David Bridges, escrito por quien la lideró: Andrew Mclean [en inglés, sorry]:
Un reciente homenaje para David Bridges y Alex Lowe a propósito del hallazgo de sus cuerpos cerca del Shishapangma http://www.alpinist.com/doc/web16b/newswire-remembering-david-bridges-and-alex-lowe
Y otro en Outside Magazine https://www.outsideonline.com/2075001/remains-alex-lowe-and-david-bridges-found-shishapangma
Un lindo recuento de sus hazañas, anécdotas y lecciones en:
Y finalmente, la página de la Fundación que lleva su nombre, fundada por su entonces esposa Jennifer Lowe-Anker y su gran amigo Conrad Anker.
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